martes, 8 de mayo de 2007

HACIENDA PÚBLICA


Allá por 1985, el historiador estadounidense Ralph Lee Woodward hizo un breve rastreo de los trabajos de historia que hasta entonces habían sido escritos sobre Centroamérica en general y sobre Guatemala en particular, y encontró dos grandes tendencias. En primer lugar,. Al mismo tiempo, como consecuencia del interés académico causado por la coyuntura social y política surgida a partir del conflicto armado iniciado en 1960, estaba cobrando forma una lenta pero innegable tendencia hacia la especialización académica en el campo de los estudios guatemaltecos. De ahí que Woodward predijera el comienzo de un futuro prometedor para la historiografía sobre Guatemala.

1 Han transcurrido veinte años desde la publicación del ensayo de Woodward y las dos tendencias –el relativo desconocimiento de los hechos históricos y la tendencia hacia la especialización– siguen con nosotros. Con la firma de los Acuerdos de Paz en 1996 y con la transición a un régimen constitucional y democrático, han regresado al país los intelectuales, escritores y activistas que se encontraban en el exilio. Esto dio paso a un clima político y social que pareció prometer grandes avances en la producción bibliográfica, aunque hasta la fecha –si se me permite el símil– no todo ha sido “miel sobre hojuelas”, pues la labor de recuperación, organización y preservación de fuentes históricas sigue siendo precaria, y ha quedado estancado el proceso de reconciliación nacional inaugurado por los Acuerdos de Paz.

Como llamó a Guatemala don Luis Cardoza y Aragón. En vez de hacer un listado
exhaustivo de todo lo que se ha publicado hasta la fecha, propongo los trabajos
que a mi parecer captan dinámicas sociales y políticas, y que proveen una perspectiva tanto global como local de la historia del país –un punto de vista a la vez general y específico–. Lo que sigue es entonces una presentación a grandes rasgos de historias más o menos académicas, sin perder de vista aquellas aportaciones provenientes de autores ajenos a la academia, ya que la lectura de sus obras continúa siendo esencial para comprender al “país de la eterna primavera”. Empezaremos con las obras generales para luego entrar de lleno, en forma temática, en los estudios sobre el periodo colonial y los siglos XIX y XX.

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